Durante la guerra civil la ciudad permanecerá leal al gobierno de la II República hasta abril de 1939. Durante la guerra servirían de prisión tanto la cárcel de la ciudad como la catedral, donde vendrían a parar cientos de detenidos en la capital y pueblos de la provincia. Destaca el dramático acontecimiento de la salida de los trenes de la muerte, los días 11 y 12 de agosto de 1936, donde se trasladaron cientos de prisioneros derechistas, entre los que se encontraban parte de la clase política y el obispo Manuel Basulto Jiménez, que fueron ejecutados en las estaciones de Madrid. Durante el periodo bélico, tanto en la ciudad como en el resto de la provincia se sucedieron las colectivizaciones que tuvieron especial importancia en la Colectividad de Las Infantas gestionada tanto por la UGT como por la CNT, así mismo se colectivizó por el sindicato anarquista el extinto Cine Asuán. Por otra parte, la capital jiennense sufrió durante el conflicto fuertes bombardeos por parte de la aviación fascista, siendo el más virulento el sufrido el día 1 de abril de 1937 cuando cinco trimotores Junkers de la Legión Cóndor del ejército nazi al servicio de las fuerzas del general sublevado Francisco Franco, fueron enviados a Jaén por el general Gonzalo Queipo de Llano. Su misión una operación de castigo sobre la población civil jiennense como represalia al bombardeo republicano sobre Cabra, Córdoba. Tras sobrevolar la capital dejaron caer su mortal carga sobre una población sin defensas aéreas compuesta fundamentalmente por refugiados. El balance trágico contabilizó 159 fallecidos por acción directa de las bombas y 280 heridos. Como venganza al bombardeo las autoridades de la ciudad ordenaron distintas sacas por las que fueron trasladados 128 presos derechistas al cementerio de Mancha Real donde serían fusilados. Es notoria la presencia durante el conflicto bélico de Miguel Hernández que participaría activamente en el periódico comunista Frente Sur teniendo su lugar de residencia en la Calle LLana, hoy de Francisco Coello, de la ciudad jiennense donde hoy existe una placa que recuerda este hecho.
El fin de la guerra, en 1939 supuso la detención de cientos de personas que serían juzgadas, y muchos condenados a muerte, acusados de crímenes en la retaguardia republicana. Estas personas sufrieron, en muchos casos, juicios sumarísimos y dejaron el triste balance represivo por parte del bando nacional de más de 9.674 muertes, según el Investigador Luis Miguel Sánchez Tostado, entre el periodo de la contienda y la posterior represión, frente a las 1.924 muertes que le asigna al bando republicano.
Como anécdota queda la que protagonizó Juanito Valderrama que pudo salvar la vida en la batalla de Brunete gracias al dirigente anarquista de la CNT de Jaén, Carlos Zimmerman quién le proporcionó un carné confederal y lo envió a otro lugar como soldado de fortificaciones, años después en una gira por Tetuán cantando el Emigrante, se reencontró con Carlos que estaba exiliado en el país vecino.
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